Saturday, March 28, 2015

Travestismo (No Erótico)

El travesti, es aquel hombre  que por motivos no claros, ni para sí mismo, tiene la necesidad emocional, sensorial y perceptiva de adoptar y adaptar comportamientos, vestimentas y manerismos estereotípicos considerados de la mujer en una cultura y tiempo específicos. Lo puede hacer ocasional o de medio tiempo. No le interesa el hacer cambios en su anatomía corporal y no niega su identidad psicosexual como hombre.
Cabe destacar que no son los hombres los únicos que pueden realizar esta actividad (también puede estar presente en las mujeres), pero comúnmente, son quienes más la realizan; y por otro lado, se debe mencionar que no es una práctica exclusiva del ambiente homosexual, pues también participan sujetos heterosexuales.
Cuando el travestismo tiene como función explícita la excitación erótica, se le considera como una de las Expresiones Comportamentales de Sexualidad. Cuando es utilizado exclusivamente con fines de trabajo como son teatro, danza, actos de culto religioso, actos de tradición en una comunidad o trabajo sexual, no necesariamente se le puede considerar como travesti (coloquialmente llamados transformistas).



Noción de transformismo
Interpretación referida a ¿qué es “ser transformista”? Esto implica el significado personal que surge de las distintas vivencias, emociones, sentimientos y beneficios que le otorga la experiencia.

1. El transformismo como arte
Es percibido como un arte, donde un hombre crea un personaje femenino con el objetivo de montar un show, entrelazándose componentes de danza, actuación, estética, música y vestuario. El proceso de construcción del personaje se fundamenta en el aprendizaje constante, permitiendo el perfeccionamiento de las distintas técnicas utilizadas, cuidando laboriosamente la puesta en escena con calidad y profesionalismo, a fin de impactar y seducir al público en sus presentaciones.
Dicho aprendizaje es adquirido y traspasado a través de los mismos transformistas, compartiendo conocimientos, vivencias y experiencia de esta actividad, alcanzando en algunos gran profesionalización.
En cuanto al aprendizaje, algunas personas refieren: “Te enseñan cosas como experimentar, cómo hacer esto, cómo caminar con tacos, te enseñan un montón de cosas, porque tampoco es fácil ponerte unos tacos de ese porte, como esos gigantescos que están ahí y caminar y bailar…”.

2. Expresión de emociones
Expresar emociones y sentimientos constituye el motor que impulsa al transformista a montar su espectáculo, compartiendo con el público sensaciones, estados de ánimo, sentimientos y vivencias que no se permiten cuando no están transformados.
“… es para mí, para el L. trasmitir lo que yo quiero sentir, todas mis emociones se transmiten a través de cuando estoy vestido de mujer. Mis emociones de tristeza, felicidad, alegría, de transmitir esas buenas vibras que yo tengo cuando estoy animando a la gente, y yo transmito porque tú jamás me vas a ver triste en el show, yo siempre estoy riéndome en el show, leseando, tratando de que la gente esté alegre…”
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3. Expresión del lado femenino
Como hombres y en su cotidianeidad no permiten que aflore su “lado femenino”, temiendo ser encasillados en el estereotipo de “loca” homosexual o ser discriminado, incluso, por quienes integran la cultura homosexual. El estar vestido de mujer les otorga seguridad que no tienen cuando no están transformados, siendo este polo femenino, que aparece sólo en las presentaciones, el que les permite expresar sus emociones.
“para mí fue liberarme, en qué sentido, en que yo antes era muy tímido, pero en cambio yo me ponía los tacos, me ponía mi peluca y yo era ¡acá vengo yo!, entonces, si quería me acercaba a alguien y le decía hola y ¿tú soy de a dónde?, era como más “canchero”, pero siendo yo, me sacaba la peluca y nadie me conocía, entonces ese era el otro cuento”.
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4. Homenaje a la mujer
La elección del personaje femenino que encarnan y proyectan corresponde a la imagen de una mujer idealizada con características de personalidad avasalladora, la cual les permite realizar todo aquello que no harían no transformados.
“Es que por eso, todos pensamos distinto, es como lo mismo a la vez pero distinto, a mí me llaman la atención las mujeres, a mí me gustan las mujeres, yo amo a la mujer, en especial a una, esa mujer me dio lo que soy y mi hermana me dio dos sobrinas más, o sea me encantan las mujeres, y yo cuando me trato de disfrazar de una mujer, es como una ofrenda a la mujer, no es en forma grotesca, pero pucha, es algo como tan rico a la vez…”.

5. Transformismo versus Travestismo
Es fundamental para los transformistas enfatizar la diferencia con el travestismo, así como el hecho de ser reconocidos como un subgrupo con características propias que forma parte de la cultura homosexual.
“Es que el travesti es otra cosa, por ejemplo, el transformismo es un personaje, que lo sacas en el momento y lo guardas, y yo vuelvo a ser el J. El travesti no, los travesti son mujeres las veinticuatro horas del día. Y yo, estar todo el día vestido de mujer, eso yo no, mi cuento es el personaje en el momento y se acabó, y después vuelvo a ser el J, el gay y punto, no me creo la S todo el día. El travesti se cree mujer todo el día, usa vestido de mujer, y yo con mi apariencia de gay, para nada de mujer, pero transformado sí”.

6. Transformismo como vía de legitimación y dignificación de la identidad homosexual y 7. Medio de subsistencia alternativo
En estas dos últimas categorías los entrevistados refieren que quienes practican la actividad del transformismo la utilizan, por un lado, como una herramienta para derribar estereotipos popularmente asignados al hombre homosexual y, por otro, se convierte en un trabajo alternativo cuando es adecuadamente remunerado.
“Dar a conocer a la gente que ser un transformista no quiere decir una persona de la calle, para que se den cuenta que lo que nosotros hacemos es para que ellos se sientan bien, para hacerlos reír, darle a conocer a la gente que lo que uno hace es bueno, que no piensen que ser homosexual es, por ejemplo, vestirse de mujer, andar en la calle prostituyéndose y eso…”.


Identidad de género
Considerando la identidad de género como la percepción total del individuo acerca de su género, incluyendo una identidad personal básica como hombre o mujer, usada para hacer juicios personales acerca del nivel de conformidad del individuo a las normas sociales de la masculinidad y feminidad, encontramos:
1. Coexistencia de dos polos: Femenino/Masculino
En los transformistas el género se presenta como la coexistencia de dos polos en una misma identidad; un polo femenino, que aparece a través de la transformación, y uno masculino que surge en la cotidianeidad.
“Porque en el día N, anda todo el día así, salgo con algunos amigos hetero, por el círculo que yo me rodeo. Hetero que son los apoderados de mis alumnos, que nosotros conversamos mucho. En cambio, la M eh… supongamos, está preocupada de, tení que ir a probarte esta falda, qué maquillaje va a usar hoy y cosas así. De día soy hombre, hombre y, en la noche, cuando yo soy la M yo soy mujer, que se preocupa de otras cosas, de lo que está preocupada una mujer, de sus pestañas, de maquillarse, de ponerse vestidos, de ver sus caderas. En cambio, el N, yo estoy preocupado de ponerme un jeans normal como hombre, con actitudes más varoniles a lo que son de mujer, cambios, que se nota mi cambio porque, hay mucha gente que se me acerca y me dice, ¿tú soy la M?, yo le digo sí, son súper diferentes, esa es la idea”.

1.1. Polo masculino
Respecto a lo que es “ser masculino” se perciben a sí mismos (cuando no están transformados) como hombres con identidad de género masculina de orientación homosexual, por lo cual les molesta ser tratados como si fueran femeninas fuera del contexto del espectáculo.
“… lo que más me carga de él es que cuando yo estoy vestido de mujer me pida todo lo que quiera, pero cuando estoy de hombre que me deje ya en paz de decirme M, esa es una cosa que me carga, no lo soporto cuando me dice ese nombre y también me molesta cuando me dice mi mujer, me dice mi mijita rica y a mí me carga porque a mí carga que me mujeree, no me gusta, me carga y ahí me dice “el negro, ” entonces ¿por qué te haces la femenina?, pero lo hago porque estoy hueviando, pero no me gusta que me mujereen y es ahí cuando nos ponemos a pelear…”.

1.2. Polo femenino
Desde el momento que comienza la transformación hasta que terminan de encarnar el personaje asumen completamente el rol femenino. Ocasionalmente, en contextos de confianza, algunos entrevistados se referían a ellos mismos en femenino.
“Mi parte mujer, mi parte femenina, mi parte delicada, de repente si tú me veí, soy un hombre, todos me ven tirando caja, reponiendo, haciendo cosas de hombre. Cuando llega la hora de la transformación, llamo a la B, la B es una parte mía, femenina, donde ella es delicada, es sexy, puedo ser del grupo, la maraquita, es como soltarme las trenzas, entendí”.

2. Identificación con figuras femeninas en su infancia
Refiere la identificación con figuras femeninas en la infancia, siendo significativa la madre a quien admiraban e idealizaban.
“…mi mamá tiene la culpa, yo creo que mi mamá… Porque a mi mamá… Siempre me gustaba cuando se ponía sostenes, esos calzones chiquititos, se pintaba, se arreglaba el pelo y andaba con esos tacos, un día mi mamá salía y yo me ponía los tacos, me sacaba la cresta, me volvía a poner los tacos y me volvía a sacar la cresta, un día me pintarrajeé completo mi cara, dejé la media cagada, me puse los sostenes de mi mamá, los calzones y toda cuestión y mi mamá me pillaba, porque mi mamá encontraba los zapatos con la tapilla raspada y decía pero si yo no los he ocupado, y yo me hacía la más loca y le echaba la culpa a mi hermana, que ella le usaba los tacos, y un día mi hermana me pilló y me echo la culpa a mí, y mi mamá me retó…”.

3. Antagonismo de los polos
Los polos masculino – femenino en los entrevistados adoptan características de personalidad antagónicas. El polo femenino posee facetas totalmente idealizadas permitiéndoles realizar todo aquello que la parte masculina no se atreve y, el polo masculino, se muestra retraído o con rasgos de personalidad contrarios a los del femenino.
 “Eh… o sea, si en el fondo yo soy la misma persona, pero es que no tanto como la misma persona… yo me visto de mujer y todo el cuento, pero la S es como más picaresca, es como otra cosa…, somos la misma persona, no sé si me entiendes…, yo soy pesao’, serio, acá apesto, mucha gente dice que le caigo mal. Pero mi personaje no, les llega, les gusta, es como más atrevida, lo que yo no puedo hacer, así de gay, vestido de hombre”.

4. Mantención de la identidad masculina como protección al rechazo social
La explicación señalada para la mantención de esta dualidad dice relación con evitar el rechazo social para no ser encasillados en el estereotipo de homosexual afeminado, ridiculizado popularmente.
“Es que yo digo, a ser como la imagen del estereotipo homosexual, entonces, yo sabía que era homosexual, desde muy niño, pero no quería ser el prototipo homosexual, ¿cachai?, yo quería ser homosexual, pero no así, y yo decía en qué minuto va haber ese quiebre decía yo y voy a llegar a eso, como que siempre lo estuve esperando, ¿cachai?, así que yo dije, yo creo que en la adolescencia me vendrá el amaneramiento ponte tú, chuta y como en mi casa eran puros hombres no tenía una imagen…”.

5. Percepción de los familiares en relación a su identidad de género
Se manifiesta mantener oculta esta actividad a sus familiares por temor a ser rechazados o cuestionados por ellos, sólo refiere que la familia tiene conocimiento de esto.
“Sí po, más encima yo era el hijo favorito, porque yo era de los que hacía las cosas en la casa, ponía la tetera, ponía la mesa y que todo combinara, la flor del plato con la de la taza y mi hermana no po, pescaba el pan y vamos echando para adentro mierda y yo no, de hecho a mí me comparan con… ¿tú ves sex and the city? (personaje femenino)”.


Factores asociados al transformismo
Encontramos que la actividad del transformismo comienza a diferentes edades, dependiendo de cada persona; existen hechos relevantes que marcan su inicio, así como factores externos e internos que de manera directa o indirecta son determinantes en la inclinación de la actividad.
1. Edad de inicio
Si bien no encontramos que existe una edad fija para el inicio del transformismo, coincide en las personas entrevistadas el comienzo de la actividad con la etapa de finalización de la adolescencia y principios de la adultez.
“Porque yo siempre quise salir de 4º medio y decir ya “cha”, ya terminé el liceo, ya le di el gusto a mi mamá, ponte tú, que mi mamá lo único que quería era que yo saliera del liceo y yo salí del liceo y ponte tú pa’ mí empezó otra huea’… ahí yo, ponte tú, yo me empecé a vestir diferente, ahí me empecé a vestir más femenina”.
Asimismo, el inicio del transformismo coincide con asumir probablemente su orientación sexual como homosexual, reflejándose en el hecho de dar a conocer socialmente su condición sexual al mostrarse como transformistas en el espectáculo.

2. Entorno social
El estar inmerso en el ambiente bohemio del mundo gay, así como relacionarse con amistades involucradas en actividades nocturnas (dueños de locales nocturnos, travestis, barman, transformistas, bailarines de clubes, etc.) influye de manera significativa en la decisión de ser transformista, así como el conocimiento previo que manejan de la actividad.
“A través de unos amigos en Antofagasta, yo los acompañaba en unos show que ellos hacían, entonces yo los acompañaba, les llevaba los bolsos, como una especie de mánager… y un día faltaba una loca para hacer show y me dijeron a mí, haber probemos a este hueón, y empezó el armado, con el libro en la cabeza, y moverme y facciones en la cara y todo el cuento, así nació mi personaje, en ese sentido, así nací yo, mirando”.

3. Eventos de vida
Un número importante refiere a la ocurrencia de eventos vitales como significativos para el inicio en la actividad del transformismo, entre éstos se destacan la independencia económica, traslado de ciudad para comenzar estudios superiores, independencia de los padres y el traslado de una zona rural a una urbana que deslumbra y causa un impacto en los individuos por las nuevas experiencias y la vida nocturna.
 “Sí, yo pienso que puede ser el hecho que yo estaba solo, y no estaba la persona que soy acá siempre, y además, estaba en otra ciudad, entonces la gente no me conocía; a qué me refiero con esto, es que no habían familiares, no habían parientes, no estaba el vecino sapo de la esquina que me iba a ver, no po’ nada, solamente gente que conocía en el momento, entonces como no había nadie que me dijera nada, entonces yo, vamos haciéndole, más todavía si había un amigo que lo hacía y vivía conmigo, entonces me motivaba eso”.

4. Aptitudes artísticas
Es importante destacar que gran parte considera como un factor facilitador al momento de decidir ser transformista, el poseer aptitudes artísticas, e incluso, en algunos casos, cuentan con el conocimiento técnico de éstas (danza, teatro, ballet, etc.).
“Claro, yo iba a la discoteque pero como espectador, como público y me gustaba ir para allá, porque yo era bailarín clásico, si esa es mi verdadera carrera, instructor en danza, estudié en el teatro municipal 4 años y estudié aquí con la Cecilia Huespe en la Universidad de Tarapacá… ya como sabía bailar y toda la cuestión, y de por sí cuando tú bailas andas de media punta, por lo menos el hombre, ya como que andaban, que demás que podías usar tacos”.


Motivaciones asociadas al ser transformista
Dice relación con elementos, hechos, vivencias e intereses particulares, que hace que el individuo opte por el transformismo y se mantenga en éste, satisfaciendo ciertas necesidades a través de cada actuación.
1. Búsqueda del reconocimiento de los otros
El reconocimiento y la valoración de los otros, traducido por los aplausos al final de cada presentación, es una retroalimentación positiva y principal motor que impulsa a los transformistas a continuar en la actividad, dado que esto reafirma su gusto por el “escenario”.
“… me preocupo el 100% de ser un buen transformista y hacer un buen show para la gente, porque más que nada, yo lo que hago es para la gente, porque al fin y al cabo es la gente la que aplaude. Si yo me subo a un escenario y si no me aplauden, aunque yo baile bien, y si la gente no me apoya, es muy importante eso, la gente, porque yo igual puedo ser transformista, bailar bien, pero de qué te va a servir si la gente no te aplaude”.

2. Reconocimiento: público homosexual v/s público heterosexual
Si bien el reconocimiento del público heterosexual es importante, el ser aceptado por  el público homosexual tiene mayor valor, ya que éste es más crítico y exigente, lo que influye en el perfeccionamiento de sus presentaciones. Los aplausos, al final de cada presentación, constituyen una retroalimentación positiva y una fuente de valoración, motor que impulsa a los transformistas a continuar en la actividad.
“… muchas veces a nosotros nos ha tocado hacer show en lugares hetero y es lo más fabuloso, porque podemos hacer la cuestión más simple y nos va súper bien y en el mundo gay no, tienes que hacer todas las semanas algo espectacular, porque si te bajas en el nivel no te aplauden, así como casa de grillo, una, porque ya están tan acostumbrados a ver cosas, entonces son más exigentes y, otra, porque son pesados, entonces no te aguantan cualquier cosa…”.

3. Transformismo como medio para luchar contra la discriminación
Encontramos también que los transformistas ven la actividad como una forma de enfrentar la discriminación y el rechazo o como posibilidad de reafirmar y validar la homosexualidad, abriendo un espacio en un mundo que sienten hostil y al cual pertenecen.
“Es demostrar… que pucha, el pintarse, el colocarse las medias, el dibujarse los labios, formarte los ojos, el cambiar tu aspecto de hombre… a mujer, es como dibujarte en un lienzo y tú le demuestras a la gente de lo que eres capaz, tú te sentí bien, y además, después, cuando tú sentí los aplausos, que la gente después conversa contigo, yo me siento bien como ser humano, el demostrarle a la gente que tú, pucha, ser homosexual no es lo más terrible, porque ellos, de repente no se dan cuenta que hay mucha gente hetero de 18 o de 24 años que discriminan tanto y ellos no saben lo que van a tener el día de mañana cuando se casen…”.
La búsqueda del reconocimiento también aparece como una motivación importante al mostrar el transformismo en obras de beneficencia. Esto les permite recibir un beneficio secundario dado que, al mismo tiempo que ayudan a otras personas, obtienen reconocimiento y valoración por estar realizando una buena acción.
“… pero gracias al VIH Sida y el día del condón, los heterosexuales han cambiado un poco acá, porque cada vez que nosotros hacemos show en esos días, siempre vas a contar con los transformistas, siempre, sea bingo, sea beneficio, sea como lo más importante, es a la persona con VIH, y sabí’ que nosotros hacemos show acá en la plaza Sotomayor, y la gente como que dicen van a venir los transformistas… y llegan los transformistas y como estrella llegan las patudas, en minibús, con su carpita ahí, nos tratan como reyes y salen y la gente como que se revoluciona y les nombras a la gente la palabra transformista y hay algunas personas que dicen, ¡ah, son maricones!, hay algunas personas, pero los demás lo ven como arte, qué lindo dicen, mira qué lindo el traje, qué lindo el cuerpo, mira los medios zapatos y cuando nosotros vemos a la gente contenta, porque al final nosotros hacemos cosas para que a ellos les guste…”.

4. Expresión del lado femenino
Expresar el lado femenino es una de las motivaciones centrales que los lleva a mantenerse en la actividad del transformismo, pues “sentirse mujer arriba de un escenario” los hace sentir más seguros y confiados, expresando lo que no logra expresar no transformados.
“Yo cacho que no quería matar la parte femenina que yo había dejado, o sea, me corté el pelo, me cambié la ropa todo el cuento, pero hay una parte femenina que yo  tenía en mí que tenía que seguir ahí, tenía que seguir viva en mí. Sí, a mí siempre me ha gustado, yo decía no puedo matar esto si ya había empezado y, me acuerdo el primer show que hice, me aplaudieron, pero cualquier cantidad, me acuerdo que yo estaba feliz y no me habían pagado lo que es un peso y yo estaba feliz”.

5. Percepción de logros alcanzados
Los transformistas enfatizan los frutos obtenidos por su actividad, destacando que han conseguido beneficios que como hombres no habrían podido conseguir.
“… hemos tenido nuestros logros, como el Teatro Municipal, nunca había… como te digo, con la B hago más cosas que con el D, como la B se ha ido de viaje, hace show, le he sacado harto provecho, he ganado plata, he ganado diez lucas, en dos horas, tres horas y acá gano ciento veinte en el mes, igual nos falta harto, nuestra meta es salir pa´ fuera, pa´ España, internacionalizar el show”.



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Respecto a explorar y conocer la identidad de género en sujetos que desarrollan el transformismo, dicha identidad aparece como la coexistencia de dos polos en cuyos extremos aparece lo que es ser masculino o ser femenino, expresándolos según el contexto en que se desenvuelven los sujetos. Así encontramos que en su vida cotidiana, especialmente laboral, surge una masculinización de sus características, pasando en otros momentos a una identidad hiperfeminizada, que florece desde el momento en que comienza la transformación hasta que termina la presentación artística.

La construcción de la imagen que quieren proyectar refiere a una lógica binaria del género, que opone lo masculino y lo femenino como dos polaridades en tensión. En la medida que se acercan a una imagen de mujer ideal, van desapareciendo todas las referencias masculinas, siendo este cambio no sólo externo, sino vivido, también, como un cambio profundo en sus rasgos de personalidad, llegando incluso a ser antagónica con la identidad masculina.

Estos hallazgos serían congruentes con el concepto denominado por Bullough (1999), como grupo no conformista o género cruzado, ya que los transformistas no creen encajar limpiamente ni dentro de la categoría masculina ni de la femenina y su función de género tampoco es concordante con las expectativas sociales en relación al género, especialmente en relación a su orientación sexual y claramente en su expresión simbólica.

Además podríamos relacionar estos resultados con lo planteado por Barberá (1998) sobre el concepto de Androginia, entendido como el desarrollo simultáneo de rasgos masculinos y femeninos por parte de una misma persona, con lo que dejaría de existir una unidimensionalidad en el género, de modo que la masculinidad y la feminidad son dimensiones no sólo diferentes, sino también complementarias entre sí, de las cuales un mismo individuo participa en mayor o menor medida, dependiendo de lo social (externo) y también lo individual (subjetivo).

Frente a esta conceptualización creemos que, si bien los comentarios mostrados podrían calzar dentro del concepto de androginia, dada la coexistencia de las polaridades de género en un mismo sujeto, no obstante, no coincide en el hecho de que estas dimensiones sean complementarias, ya que la mayoría confirman que estos polos son opuestos y en constante tensión, provocándoles conflicto.

A la vez, estos polos les otorgan beneficios, lo cual explicaría el mantenimiento de la polarización de rasgos de identidad dual. El aspecto social es fundamental en la mantención de esta identidad dual en los transformistas, pues optar por una identidad femenina, como los travestis, los encasillaría en el estereotipo homosexual de “Locas” del cual buscan diferenciarse y, por otra parte, el transformismo les posibilita la aceptación y admiración de los heterosexuales que históricamente los han rechazado. Así, la función de género también es dual y no concordante con las expectativas sociales en relación al género expresada a través de la orientación sexual y la expresión simbólica de las vestimentas y adornos.

Respecto a la diferencia o semejanza entre los transformistas y otros grupos de la cultura homosexual, en particular los travestis, sabemos que no podemos pensar la homosexualidad como algo homogéneo y unitario, pues existen muchas formas de serlo, vivirlo y expresarlo, de acuerdo con condiciones de clase, identidades, entre otros aspectos (Serrano, 1997). La respuesta contiene varios matices, desde una mirada externa podemos decir que transformismo y travestismo no se diferencian, pues ambos cambian el género a través de su ropa y apariencia; sin embargo, para los transformistas sí las hay, ellos realizan su actividad en una ocasión y evento artístico preparándose cuidadosamente, para en forma posterior recobrar su apariencia masculina. En cambio, el travesti vive así cotidianamente, asumiendo su cambio como una opción vital.

Según Calero (2002), la identidad del género se forma y canaliza mediante la experiencia y la acción en función del uso social que la persona hace de los significados culturales, por lo que este autor hace una distinción entre travestismo y transgenericidad, definiéndolas de la siguiente manera:

Travestismo es el uso de ropa del otro género. Puede producir un sentimiento de distensión o bien una sensación erótica. La persona travestista puede sentirse identificada con su sexo y sólo jugando a sentir el efecto del travestismo, o puede sentir que tiene una identidad dual, oscilante, con igual intensidad en sus polos o siendo uno principal y el otro secundario. El travestismo puede ser esporádico… cíclico o situacional… o llegar poco a poco a ser permanente”.

“La transgenericidad es el cambio de género, es decir de la situación social relacionada con el sexo. Supone un cambio de ropa y de nombre, cuando no se requiere un cambio de genitales. Las personas transgenéricas pueden desear o no un tratamiento hormonal o una operación de aumento o de eliminación del carácter secundario más perceptible que es el pecho. No suelen desear una operación de cambio de genitales, y si llegaran a ella, se sentirían posiblemente mutiladas, pero en otras estos sentimientos son más indecisos, con lo que llegan hasta la transexualidad”.

Por otra parte, se les percibe negativamente por su asociación con delincuencia, drogas y comercio sexual, siendo el discriminado dentro de los discriminados; por el contrario, los transformistas buscan proyectar una imagen glamorosa de mujer, que sea reconocida y admirada por otros, tal como lo plantea Serrano (1997). Así, el transformista pretende legitimar y revalorizar la homosexualidad, que históricamente ha sido percibida de manera peyorativa.

Debemos destacar que el transformismo aparece como una opción adaptativa para la expresión del lado femenino sin las consecuencias adversas que podría traer el uso de ropas y de modales femeninos, tanto en la comunidad hetero como en la homosexual. No obstante, en el grupo focal se señala que en algunos casos el transformismo es utilizado como una transición hacia el travestismo por algunos participantes, siendo esto coincidente con lo planteado por Calero (2002).

El transformismo significa para ellos una actividad que les permite expresar su lado femenino “dada su identidad dual”, de una manera artística y validada socialmente, posibilitando la expresión de emociones que no se permiten expresar en su lado masculino. También conciben esta actividad como un homenaje a la mujer, especialmente a aquellas significativas en sus vidas, obteniendo a través de esta actividad una forma de subsistencia alternativa.

No podemos considerar la variable orientación sexual de los sujetos, pudiendo ser estos hetero u homosexuales; sin embargo, la mayor población está constituida sólo por sujetos que se definen como homosexuales, aunque refieren la existencia de transformistas heterosexuales.



Bibliografía
Álvarez Rosales, Nancy; Pérez Pérez, Carmen (2009); Identidad de Género en Transformistas. Un Estudio Cualitativo – Exploratorio; Universidad de Tarapacá; Chile.

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