Saturday, April 11, 2015

Homosexualidad Masculina y Femenina

La homosexualidad (del griego ὁμο, homo ‗igual‘ y del latín sexus ‗sexo‘) es una orientación sexual y se define como la interacción o atracción sexual, emocional, sentimental y afectiva hacia individuos del mismo sexo. Etimológicamente, la palabra homosexual es un híbrido del griego homós (que en realidad significa igual y no, como podría creerse, derivado del sustantivo latino homo, que quiere decir ‗hombre‘) y del adjetivo latino sexualis, lo que sugiere una relación sexual y sentimental entre personas del mismo sexo, incluido el lesbianismo. A pesar de que el término gay (que en inglés anticuado significa ‗alegre‘) suele emplearse para referirse a los hombres homosexuales y el término lesbiana para referirse a las mujeres homosexuales, gay es un adjetivo o sustantivo que identifica a las personas homosexuales sin importar su género.

Desde 1973 la comunidad científica internacional considera que la homosexualidad no es una enfermedad. Sin embargo, la situación legal y social de la gente que se autodenomina homosexual varía mucho de un país a otro y frecuentemente es objeto de polémicas. El término homosexual fue empleado por primera vez en 1869 por Karl-Maria Kertbeny, y el libro Psychopathia Sexualis de Richard Freiherr von Krafft-Ebing popularizó el concepto en 1886. Desde entonces, la homosexualidad se ha convertido en objeto de intenso estudio y debate: inicialmente se catalogó como una enfermedad, trastorno o patología que había que curar, pero actualmente se entiende como parte integral necesaria para comprender la biología, psicología, política, genética, historia y variaciones culturales de las identidades y prácticas sexuales de los seres humanos.


Teorías sobre el Origen de la Homosexualidad
Prácticamente hasta mediados de este siglo, excepto en algunas contadas excepciones, la mayor parte de las explicaciones sobre las casusas de la homosexualidad no tenían una base científica. Partían del supuesto fundamental de que la heterosexualidad, como destino divino, era lo único natural y bueno. Las demás orientaciones, entonces consideradas desviaciones, eran debidas a la actuación de fuerzas malignas, o bien como algo que se daba en personas pecadoras que libremente elegían ser malas o perversas (Allen, 1967; Greenberg y Bystryn, 1984).

Desde los años 50 – 60, y aunque posiblemente en muchos casos considerando la heterosexualidad como algo dado, es cuando los científicos han tratado de buscar una explicación de por qué hay personas homosexuales. En cuanto a las distintas explicaciones teóricas, desde un punto de vista descriptivo, se puede diferenciar entre teorías biológicas y psicológicas. Las primeras se centran en variables genéricas, fisiológicas y neuroanatómicas. Las segundas ponen el énfasis en variables experienciales y sociales como agentes causales de la homosexualidad.



Homosexualidad Masculina
Los psicólogos y psiquiatras que trabajan con homosexuales están totalmente de acuerdo en que las causas determinantes para la homosexualidad son ambientales, pero analicemos los distintos factores que pueden interactuar en la aparición de un problema de homosexualidad.

Cuando se trata de afrontar el tema de la “gestación” de la homosexualidad en una persona el primer punto a analizar sería el de la identificación sexual. Camilla Paglia, activista de movimientos de gays y lesbianas escribe: “La mujer es, el hombre tiene que llegar a ser. La masculinidad es peligrosa y difícil de asir. Se alcanza sólo rebelándose a una mujer, y es confirmada sólo por los otros hombres.”

Podemos decir que esta afirmación es del todo cierta. En los primeros meses de la vida del niño existe una relación profunda con la madre, Se puede hablar de identificación con ella, para el hijo varón esa relación debe romperse para pasar a una identificación con el padre, mientras que para la niña es simplemente cuestión de seguir esa relación inicial. Esto explicaría por qué es mucho más frecuente la homosexualidad masculina que la femenina. Esta identificación sexual se inicia ya cuando el niño tiene alrededor de un año y medio y suele culminar a los tres años, es por eso que muchos homosexuales y transexuales afirman que ellos desde que tienen memoria siempre se han sentido distintos.

Efectivamente nos encontramos en un momento crucial de la vida del niño en lo que se refiere a su identificación sexual de cara al futuro, el niño debe realizar bien el proceso de romper el “cordón umbilical” que le une a la madre, para empezar a identificarse con el padre y aquí pueden comenzar los problemas. El niño puede tener una mala relación con su padre o verlo como ausente, lejano o incluso tenerle miedo, si al mismo tiempo la madre es exageradamente protectora y se resiste a romper la relación de madre-bebé con su hijo, puede dificultar el proceso y hacer que el niño prefiera mantener esa identificación con ella.

A esto se pueden sumar las interacciones con sus coetáneos, si el niño no se siente aceptado por los de su sexo o si se burlan de él, etc. se puede acentuar la tendencia a identificarse con el otro sexo. Es muy importante que el niño se sienta aceptado como varón por las personas significativas para él, sobre todo su padre. Si esto no se da el niño tenderá a identificarse con el sexo femenino e iniciará un proceso de imitación de gestos, juegos, actitudes, etc., en mayor o menor grado, pero al mismo tiempo se sentirá inferior, con un complejo de inferioridad frente a su propio sexo, le parecerá que él no está a la altura y generará una baja “autoestima sexual”. Lo que puede empujarle, desesperadamente a buscar la aceptación de los de su propio sexo.

No es raro que el niño al ver que su padre presta más atención a su madre y a sus hermanas tienda inconscientemente a imitarlas para lograr su atención. Esta búsqueda de la propia masculinidad, en la aprobación y aceptación de los de su propio sexo, al llegar a la adolescencia puede mezclarse con el impulso sexual y aparecer un deseo homosexual.

En general el homosexual masculino presenta una gran obsesión en la búsqueda de parejas sexuales, porque en el fondo busca su masculinidad y no se siente nunca satisfecho, manteniendo siempre un “complejo de inferioridad” frente a los otros hombres y al mismo tiempo una dependencia obsesiva de las relaciones homosexuales que él mismo sabe en el fondo que no le pueden satisfacer y que le hacen sentirse aún peor consigo mismo, siendo muy frecuente la depresión y otros problemas de tipo psicológico.

En los círculos gay (homosexuales militantes) se presenta una filosofía fuertemente hedonista del sexo, queriendo hacer ver que su forma de vida y su promiscuidad sexual son cosas positivas. Cuando no se da en los tres o cuatro primeros años de vida de los niños una buena identificación con su propio sexo, se habla de un Trastorno de Identidad Sexual o de Género (DSM – IV TR); lo que actualmente comienza a conocerse como Disforia de Género (DSM V).

En la aparición de la homosexualidad o de un Trastorno de Identidad Sexual, los psicólogos hablan con frecuencia de la Relación Tríadica Clásica, que consistiría en la combinación de un padre ausente o que mantiene una mala relación con la madre y con el hijo, una madre superprotectora o que busca compensación a la falta de relación con el padre apoyándose de forma exagerada en la relación con el hijo varón y un niño muy sensible y emotivo.

Prácticamente todos los homosexuales masculinos manifiestan haber tenido una mala relación con su padre, el caso de la exagerada relación con la madre no es tan generalizado, aunque sí muy frecuente. En el caso de las madres solas es muy importante tener en cuenta tres aspectos:
1. Mantener el control de la relación madre-hijo, es decir, evitar caer en la tentación de buscar en el hijo varón un sustituto al marido estableciendo con él niño una exagerada relación de dependencia, el niño con una poco establecida identidad sexual puede sentirse confuso e identificarse con la madre.
2. Animar el proceso de identificación masculina del hijo varón. El niño debe ser consciente de que su masculinidad es algo distinto de la feminidad de su madre y valorarlo positivamente. En este sentido es muy importante la forma en que la madre habla del padre ausente o de otras figuras masculinas, es decir, poner de relieve lo positivo de las figuras masculinas.
3. Encontrar una figura paterna sustituta: Puede ser un tío, un abuelo, un hermano mayor o si no una persona cercana, un amigo de la familia, un profesor, entrenador o monitor de algún club, lo importante es que sea una figura más o menos estable. Es importante que la madre anime y sostenga los intereses masculinos del hijo.

Un factor que quizás hasta el momento no hemos puesto demasiado de relieve es la importancia del grupo de amigos o compañeros del mismo sexo. Como hemos hecho hasta ahora nos vamos a referir fundamentalmente al sexo masculino, por ser entre los niños varones donde se da más frecuentemente este problema y porque además se presenta con mayor fuerza y dramatismo que en el caso de las niñas. Pues bien en los grupos de niños varones, la relación suele ser ruda, brusca y competitiva, se pasa del tomarse el pelo recíprocamente a manifestaciones, siempre rudas, de afecto y amistad.

En general el niño “prehomosexual” se siente incómodo en este ambiente, es demasiado sensible y no consigue asimilar fácilmente las bromas y el espíritu competitivo en el que no se siente a la altura, por tanto tiende a aislarse, a jugar sólo, a no practicar deporte y a buscar compañía femenina con quien no encuentra estas dificultades. Es muy fácil que en estas circunstancias el niño varón desarrolle un complejo de no estar a la altura y se sienta menos que los demás, distinto.

Hay otro aspecto que según las estadísticas influye mucho en la aparición de la homosexualidad. En encuestas realizadas en USA entre homosexuales aparecen porcentajes de hasta un 61% de abusos sexuales sufridos en la infancia y preadolescencia. Cuando se habla de abusos sexuales frecuentemente son relaciones de tipo sexual que pueden no ser vistas como tales abusos, pues son realizadas por varones poco más o menos de la misma edad o poco mayores que ellos.

Hay que decir que este tipo de relaciones en niños con cierta predisposición pueden ser determinantes y empujarles definitivamente hacia la homosexualidad. Aquí vale la pena decir que estadísticamente se sabe que aproximadamente un 17% de los niños varones entre 12 y 13 años no tienen clara cuál es su inclinación sexual, si en esos momentos mantienen relaciones de tipo homosexual con otros niños de su edad o algo mayores que ellos, al resultarles muy placenteras, pueden generarles un condicionamiento hacia este tipo de relaciones y hacerles creer que son homosexuales. Podemos imaginarnos el riesgo que supone en este momento el hecho de que en muchos ambientes educativos se está animando a los preadolescentes a que prueben de todo para averiguar cuál es su inclinación sexual.


Homosexualidad Femenina
Con respecto a la homosexualidad femenina hemos hablado muy poco, porque es menos frecuente y menos estable; pero creo importante dedicarle algunas líneas: En el caso de las niñas “prehomosexuales” se suelen presentar los siguientes antecedentes:
1. Niñas que tienen una mala relación con la madre, que hayan sido descuidadas por ésta o bien que la madre misma sea una persona muy sumisa provocando rechazo en la niña, sobre todo si se da al mismo tiempo una buena relación con el padre.
2. Niñas que no teniendo una buena relación con la madre o en ausencia de ella, tienen un padre que en ausencia de hijos varones proyecta en ella sus expectativas.
3. Niñas que han sufrido abusos sexuales por parte de algún adulto durante su infancia generándoles miedo hacia los hombres.
4. Algunos psicólogos ponen de relieve también el caso de niñas educadas por madres muy narcisistas que consideran a la hija como una proyección de sí mismas y no les dan la oportunidad de sentirse ellas mismas distintas de su madre. Esto puede darse en un sentido positivo, de exagerado apego de la madre por la hija o negativo, de rechazo total hacia la hija, en ambos casos con consecuencias no deseables.
5. En la literatura psicológica sobre el tema se habla también mucho de madres depresivas y por tanto poco afectuosas, distantes, resultando un modelo no atractivo para la niña.
6. Se dan casos en los que siendo el padre un maltratador, la niña lo defiende en un mecanismo denominado “identificación con el agresor”, pues viendo la niña el maltrato al que es sometida la madre, a nivel inconsciente concluye que es mejor no ser mujer o no mostrar actitudes femeninas.

En cuanto a las características que presentaría una niña con un TIS, podríamos destacar el hecho ya mencionado de querer vestir al estilo de los chicos, frecuentar amistades masculinas, preferencia por actividades deportivas y juegos masculinos, negarse a vestir atuendos femeninos, como faldas, querer llevar el pelo corto y en los casos más serios negarse a orinar sentada, haciéndolo siempre de pie y la fantasía de que con el tiempo le crecerá el pene. En la adolescencia aparecerá un rechazo al desarrollo de los senos y por supuesto a la menstruación.

Una cosa que si conviene señalar es que así como en el caso de los varones las actitudes afeminadas son un elemento muy importante y una señal muy clara de una posible homosexualidad no sucede lo mismo con la niña “marimacho” pues con mucha frecuencia estas niñas al llegar a la adolescencia se feminizan y no manifiestan ningún problema de identidad sexual.

Es también interesante hacer notar que en las niñas domina el factor afectivo y la aparición de las relaciones homosexuales suele ser mucho más tardía, por un lado porque la conciencia de la homosexualidad va apareciendo a través de una relación afectiva gradual y por otro, porque las mujeres son mucho menos sexuales que los hombres; en los niños, en cambio, la toma de conciencia de ser homosexuales se da mucho antes, en general por una relación sexual experimental.

En el caso de las niñas con TIS, al contrario que en el de los niños, es importante que el padre se distancie para que la madre pueda acercarse más a la niña y facilitar así la identificación sexual. No obstante, es siempre importante la presencia afectuosa del padre y una buena relación con él, lo que ayudará a la niña a sentirse, más tarde, digna del amor de otro hombre, en cambio un padre ausente o demasiado distante puede dificultar a la hija el llegar a comprender a los hombres.


El Mundo Homosexual
Al igual que la heterosexualidad, la homosexualidad abarca más cosas que la simple dirección de las propias preferencias sexuales. Por ejemplo, el grado en que una persona se interesa por los temas sexuales, la frecuencia con que busca el contacto sexual y el número de compañeros sexuales que tenga durante un determinado lapso. Las dimensiones de la homosexualidad que no son exactamente comparables con la experiencia heterosexual, o ni siquiera se presentan en esta última, incluyen otros temas, como el grado en que a un sujeto le pesa el ser homosexual y la medida en que la homosexualidad es manifiesta (es decir, cuántas y qué personas conocen la homosexualidad del sujeto).

La mayoría de los heterosexuales, poco familiarizados con homosexuales adultos, suelen creer que todos los homosexuales-independientemente de su sexo, raza, edad o estatus socioeconómico- afrontan su homosexualidad de una misma forma. No se puede afirmar que exista un estilo de vida homosexual en el que pudiera ubicarse a la mayoría de gays y lesbianas y sus hábitos cotidianos. Esto no debe sorprender puesto que hay homosexuales que los son de por vida y otros que sólo son exclusivamente homosexuales durante unos años.

También hay muchos homosexuales “clandestinos” que tratan de pasar como individuos heterosexuales en la vida cotidiana (entre ellos, los muchos que estan unidos en matrimonio con una pareja heterosexual) y otros que pregonan sin rodeos, su condición de homosexuales. Hay individuos homosexuales que son activistas y los hay que albergan ideas conservadoras o conformistas; otros, mantienen uniones afectivas con un compañero a lo largo de toda la vida, en tanto que ciertos homosexuales prefieren mantener la independencia y adoptan una actitud mas proclive a la sexualidad accidental.

En las grandes áreas metropolitanas de países desarrollados, la comunidad gay constituye una entidad local completa con sus lugares de encuentro a efectos de relación social o sexual (bares, baños), comercios así como iglesias, hospitales y grupos de recreo para homosexuales. En otras zonas no existe una colectividad homosexual organizada, y los contactos sexuales tienen lugar de forma apresurada, en baños públicos, parques y bares de alterne.

En otros tiempos se obligaba a los homosexuales a visitar únicamente bares apropiados o a buscar un compañero sexual en zonas acotadas al efecto, pero en la actualidad hay cada vez una mayor cantidad de organizaciones homosexuales que facilitan nuevos lugares de encuentro sin necesidad de someterlos al estigma de “hacer la ronda”. Algunas ciudades en los Estados Unidos cuentan con docenas de entidades de apoyo para médicos, abogados maestros y padres homosexuales (un buen número de homosexuales tienen hijos en matrimonio heterosexual).

Otras organizaciones se proponen facilitar servicios varios de asesoramiento, que van desde la guía religiosa hasta las recomendaciones o ayuda en materia de alimentación y obtención de cuidados médicos no discriminatorios. En muchos colegios y recintos universitarios, los homosexuales se han unido para facilitar ayuda a los suyos y para hacer valer sus derechos. Periódicos y revistas de tendencia homosexual, distribuídos a escala regional o nacional, facilitan información suplementaria sobre la subcultura homosexual en los Estados Unidos, y llevan también anuncios por palabras que propician los contactos con fines sexuales.


Psiquiatría (Psicología) y Homosexualidad
El movimiento de liberación gay ha hecho énfasis en la importancia de la autoaceptación, la autoestima y la difusión de información, lo cual ha cambiado los sentimientos y pensamientos de mucha gente gay. El darse a conocer como homosexual ha sido uno de los grandes resultados de la liberación lesbiana y gay. Cientos de miles de hombres gay y lesbianas han roto las barreras de la culpa y la clandestinidad, lo que es considerado por muchos como una señal de salud en la población homosexual. El vivir esta situación en secreto conlleva un alto costo en las áreas psicológica, social, espiritual e incluso, física. Cuando una persona gay comienza el riesgoso proceso de “darse a conocer”, él o ella, inician un camino de aceptación, realización y crecimiento.

En forma similar, las repercusiones en los miembros de la familia son como sacudidas. Cuando un amado y respetado miembro de la familia anuncia su homosexualidad también la familia inicia el penoso proceso de reconocerlo. La familia se siente retada a reevaluar sus ideas acerca de la homosexualidad cuando ésta se da en uno de sus miembros.

Los terapeutas generalmente entienden los riesgos, sufrimientos, angustias y miedos que los homosexuales experimentan en este tipo de procesos. Estas emociones humanas son luchas internas en los miembros de la familia, especialmente madres y padres, que intentan enfrentar el reto de tratar con un hijo homosexual. Algunos atraviesan este difícil trance con amor, entendimiento y eventual aceptación; otros son rechazados y ofendidos, frecuentemente culpándose a sí mismos de haber abierto heridas que pueden tomar años sanar y algunas de las cuales nunca cerraran.

En tanto más gays se den a conocer, más familias empezaran a encarar el hecho de tener un homosexual entre ellos. Gracias a esto muchos terapeutas están teniendo la oportunidad de proporcionar consuelo a los homosexuales y a sus familias. Mattison y cols., proponen 3 puntos principales a considerar para lograr la aceptación:
1. Romper con las imágenes e ideas estereotipadas acerca de los hombres y las mujeres homosexuales: “mi hijo no tiene ninguna característica afeminada y pensaba que todos los gays eran amanerados, quizá él no sea gay”; ”nuestra hija siempre salió con muchachos en la secundaria ¿qué pasó con ella?”; “¿podrá nuestra hija todavía tener una carrera exitosa?, ¿podrá mantener su trabajo?”; “siempre oí que los hombres gay no pueden mantener una larga relación, porque son sexualmente promiscuos, ¿es verdad?”.
2. Lidiar con las actitudes antihomosexuales incluyendo la homofobia, los prejuicios, la ignorancia y las presiones sociales.
3. El proceso de darse a conocer.

En este último proceso Mattison y Cols. distinguen 5 pasos:
1. Reconocerse como homosexual.
2. Revelarse a otros.
3. Socializar con otros homosexuales.
4. Autoidentificación positiva.
5. Integración y aceptación.

El terapeuta debe saber que estos pasos no son necesariamente progresivos y que el darse a conocer no es algo que ocurra en un momento. Si el terapeuta considera que la homosexualidad es una forma de psicopatología, no podrá ayudar a estas personas ni a sus familias. Los clínicos que trabajen con homosexuales y sus familias deberan sentirse inclinados positivamente hacia la homosexualidad y poseer un extenso conocimiento de los recursos y estilos de vida de la comunidades gay y lesbiana. Deberá tener claros sus mitos y sus creencias incorrectas acerca de la intimidad y la satisfacción encontradas en las relaciones homosexuales.

Tanto la homosexualidad como la heterosexualidad dan origen a múltiples estilos de vida. Las investigaciones futuras quizá lleguen a probar que estos índices son mucho mas importantes para entender la situación de una persona que la orientación sexual por sí sola. Gebhard escribe: ”mientras los hombres y las mujeres homosexuales igual que otros grupos de personas que son considerados diferentes de la mayoría, sigan siendo vistos a través de ideas estereotipadas, nuestra sociedad pagará el precio que necesariamente engendra el miedo y la ignorancia”.



Bibliografía
Penguelly Peraza Karen Anaid (2010); Homosexualidad; Naucalpan, EdoMéx.
Rubio E.; Díaz M. J. (1997) PAC Psiquiatría – 1. Manejo clínico de la problemática sexual; México 1997.
Soriano Rubio Sonia (1999); Origen y Causa de la Homosexualidad; España.

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