El travesti, es aquel hombre que por motivos no claros, ni para sí mismo, tiene
la necesidad emocional, sensorial y perceptiva de adoptar y adaptar
comportamientos, vestimentas y manerismos estereotípicos considerados de la
mujer en una cultura y tiempo específicos. Lo puede hacer ocasional o de medio
tiempo. No le interesa el hacer cambios en su anatomía corporal y no niega su
identidad psicosexual como hombre.
Cabe destacar que no son los hombres los únicos que pueden realizar
esta actividad (también puede estar presente en las mujeres), pero comúnmente,
son quienes más la realizan; y por otro lado, se debe mencionar que no es una
práctica exclusiva del ambiente homosexual, pues también participan sujetos heterosexuales.
Cuando el travestismo tiene como función explícita la excitación erótica,
se le considera como una de las Expresiones Comportamentales de Sexualidad. Cuando
es utilizado exclusivamente con fines de trabajo como son teatro, danza, actos de
culto religioso, actos de tradición en una comunidad o trabajo sexual, no necesariamente
se le puede considerar como travesti (coloquialmente llamados transformistas).
Noción de transformismo
Interpretación referida
a ¿qué es “ser transformista”? Esto implica el significado personal que surge
de las distintas vivencias, emociones, sentimientos y beneficios que le otorga
la experiencia.
1. El transformismo como arte
1. El transformismo como arte
Es percibido como un
arte, donde un hombre crea un personaje femenino con el objetivo de montar un
show, entrelazándose componentes de danza, actuación, estética, música y
vestuario. El proceso de construcción del personaje se fundamenta en el
aprendizaje constante, permitiendo el perfeccionamiento de las distintas
técnicas utilizadas, cuidando laboriosamente la puesta en escena con calidad y
profesionalismo, a fin de impactar y seducir al público en sus presentaciones.
Dicho aprendizaje es
adquirido y traspasado a través de los mismos transformistas, compartiendo
conocimientos, vivencias y experiencia de esta actividad, alcanzando en algunos
gran profesionalización.
En cuanto al
aprendizaje, algunas personas refieren: “Te enseñan cosas como experimentar,
cómo hacer esto, cómo caminar con tacos, te enseñan un montón de cosas, porque
tampoco es fácil ponerte unos tacos de ese porte, como esos gigantescos que
están ahí y caminar y bailar…”.
2. Expresión de emociones
Expresar emociones y
sentimientos constituye el motor que impulsa al transformista a montar su
espectáculo, compartiendo con el público sensaciones, estados de ánimo,
sentimientos y vivencias que no se permiten cuando no están transformados.
“… es para mí, para
el L. trasmitir lo que yo quiero sentir, todas mis emociones se transmiten a
través de cuando estoy vestido de mujer. Mis emociones de tristeza, felicidad,
alegría, de transmitir esas buenas vibras que yo tengo cuando estoy animando a
la gente, y yo transmito porque tú jamás me vas a ver triste en el show, yo
siempre estoy riéndome en el show, leseando, tratando de que la gente esté
alegre…”
.
3. Expresión del lado femenino
Como hombres y en su
cotidianeidad no permiten que aflore su “lado femenino”, temiendo ser
encasillados en el estereotipo de “loca” homosexual o ser discriminado,
incluso, por quienes integran la cultura homosexual. El estar vestido de mujer
les otorga seguridad que no tienen cuando no están transformados, siendo este
polo femenino, que aparece sólo en las presentaciones, el que les permite
expresar sus emociones.
“para mí fue
liberarme, en qué sentido, en que yo antes era muy tímido, pero en cambio yo me
ponía los tacos, me ponía mi peluca y yo era ¡acá vengo yo!, entonces, si
quería me acercaba a alguien y le decía hola y ¿tú soy de a dónde?, era como
más “canchero”, pero siendo yo, me sacaba la peluca y nadie me conocía,
entonces ese era el otro cuento”.
.
4. Homenaje a la mujer
La elección del
personaje femenino que encarnan y proyectan corresponde a la imagen de una
mujer idealizada con características de personalidad avasalladora, la cual les
permite realizar todo aquello que no harían no transformados.
“Es que por eso,
todos pensamos distinto, es como lo mismo a la vez pero distinto, a mí me
llaman la atención las mujeres, a mí me gustan las mujeres, yo amo a la mujer,
en especial a una, esa mujer me dio lo que soy y mi hermana me dio dos sobrinas
más, o sea me encantan las mujeres, y yo cuando me trato de disfrazar de una
mujer, es como una ofrenda a la mujer, no es en forma grotesca, pero pucha, es
algo como tan rico a la vez…”.
5. Transformismo versus Travestismo
Es fundamental para
los transformistas enfatizar la diferencia con el travestismo, así como el
hecho de ser reconocidos como un subgrupo con características propias que forma
parte de la cultura homosexual.
“Es que el travesti
es otra cosa, por ejemplo, el transformismo es un personaje, que lo sacas en el
momento y lo guardas, y yo vuelvo a ser el J. El travesti no, los travesti son
mujeres las veinticuatro horas del día. Y yo, estar todo el día vestido de mujer,
eso yo no, mi cuento es el personaje en el momento y se acabó, y después vuelvo
a ser el J, el gay y punto, no me creo la S todo el día. El travesti se cree
mujer todo el día, usa vestido de mujer, y yo con mi apariencia de gay, para
nada de mujer, pero transformado sí”.
6. Transformismo como vía de legitimación y dignificación de la
identidad homosexual y 7. Medio de subsistencia alternativo
En estas dos últimas
categorías los entrevistados refieren que quienes practican la actividad del
transformismo la utilizan, por un lado, como una herramienta para derribar
estereotipos popularmente asignados al hombre homosexual y, por otro, se convierte
en un trabajo alternativo cuando es adecuadamente remunerado.
“Dar a conocer a la
gente que ser un transformista no quiere decir una persona de la calle, para
que se den cuenta que lo que nosotros hacemos es para que ellos se sientan
bien, para hacerlos reír, darle a conocer a la gente que lo que uno hace es bueno,
que no piensen que ser homosexual es, por ejemplo, vestirse de mujer, andar en
la calle prostituyéndose y eso…”.
Identidad de género
Considerando la
identidad de género como la percepción total del individuo acerca de su género,
incluyendo una identidad personal básica como hombre o mujer, usada para hacer
juicios personales acerca del nivel de conformidad del individuo a las normas
sociales de la masculinidad y feminidad, encontramos:
1. Coexistencia de dos polos: Femenino/Masculino
En los
transformistas el género se presenta como la coexistencia de dos polos en una
misma identidad; un polo femenino, que aparece a través de la transformación, y
uno masculino que surge en la cotidianeidad.
“Porque en el día N,
anda todo el día así, salgo con algunos amigos hetero, por el círculo que yo me
rodeo. Hetero que son los apoderados de mis alumnos, que nosotros conversamos mucho.
En cambio, la M eh… supongamos, está preocupada de, tení que ir a probarte esta
falda, qué maquillaje va a usar hoy y cosas así. De día soy hombre, hombre y,
en la noche, cuando yo soy la M yo soy mujer, que se preocupa de otras cosas,
de lo que está preocupada una mujer, de sus pestañas, de maquillarse, de
ponerse vestidos, de ver sus caderas. En cambio, el N, yo estoy preocupado de ponerme
un jeans normal como hombre, con actitudes más varoniles a lo que son de mujer,
cambios, que se nota mi cambio porque, hay mucha gente que se me acerca y me
dice, ¿tú soy la M?, yo le digo sí, son súper diferentes, esa es la idea”.
1.1. Polo masculino
Respecto a lo que es
“ser masculino” se perciben a sí mismos (cuando no están transformados) como
hombres con identidad de género masculina de orientación homosexual, por lo
cual les molesta ser tratados como si fueran femeninas fuera del contexto del
espectáculo.
“… lo que más me
carga de él es que cuando yo estoy vestido de mujer me pida todo lo que quiera,
pero cuando estoy de hombre que me deje ya en paz de decirme M, esa es una cosa
que me carga, no lo soporto cuando me dice ese nombre y también me molesta
cuando me dice mi mujer, me dice mi mijita rica y a mí me carga porque a mí
carga que me mujeree, no me gusta, me carga y ahí me dice “el negro, ” entonces
¿por qué te haces la femenina?, pero lo hago porque estoy hueviando, pero no me
gusta que me mujereen y es ahí cuando nos ponemos a pelear…”.
1.2. Polo femenino
Desde el momento que
comienza la transformación hasta que terminan de encarnar el personaje asumen
completamente el rol femenino. Ocasionalmente, en contextos de confianza,
algunos entrevistados se referían a ellos mismos en femenino.
“Mi parte mujer, mi
parte femenina, mi parte delicada, de repente si tú me veí, soy un hombre,
todos me ven tirando caja, reponiendo, haciendo cosas de hombre. Cuando llega la
hora de la transformación, llamo a la B, la B es una parte mía, femenina, donde
ella es delicada, es sexy, puedo ser del grupo, la maraquita, es como soltarme
las trenzas, entendí”.
2. Identificación con figuras femeninas en su infancia
Refiere la
identificación con figuras femeninas en la infancia, siendo significativa la madre
a quien admiraban e idealizaban.
“…mi mamá tiene la
culpa, yo creo que mi mamá… Porque a mi mamá… Siempre me gustaba cuando se
ponía sostenes, esos calzones chiquititos, se pintaba, se arreglaba el pelo y
andaba con esos tacos, un día mi mamá salía y yo me ponía los tacos, me sacaba
la cresta, me volvía a poner los tacos y me volvía a sacar la cresta, un día me
pintarrajeé completo mi cara, dejé la media cagada, me puse los sostenes de mi
mamá, los calzones y toda cuestión y mi mamá me pillaba, porque mi mamá
encontraba los zapatos con la tapilla raspada y decía pero si yo no los he
ocupado, y yo me hacía la más loca y le echaba la culpa a mi hermana, que ella
le usaba los tacos, y un día mi hermana me pilló y me echo la culpa a mí, y mi
mamá me retó…”.
3. Antagonismo de los polos
Los polos masculino
– femenino en los entrevistados adoptan características de personalidad
antagónicas. El polo femenino posee facetas totalmente idealizadas
permitiéndoles realizar todo aquello que la parte masculina no se atreve y, el
polo masculino, se muestra retraído o con rasgos de personalidad contrarios a
los del femenino.
“Eh… o sea, si en el fondo yo soy la misma
persona, pero es que no tanto como la misma persona… yo me visto de mujer y todo
el cuento, pero la S es como más picaresca, es como otra cosa…, somos la misma
persona, no sé si me entiendes…, yo soy pesao’, serio, acá apesto, mucha gente
dice que le caigo mal. Pero mi personaje no, les llega, les gusta, es como más atrevida,
lo que yo no puedo hacer, así de gay, vestido de hombre”.
4. Mantención de la identidad masculina como protección al rechazo
social
La explicación señalada
para la mantención de esta dualidad dice relación con evitar el rechazo social
para no ser encasillados en el estereotipo de homosexual afeminado,
ridiculizado popularmente.
“Es que yo digo, a
ser como la imagen del estereotipo homosexual, entonces, yo sabía que era
homosexual, desde muy niño, pero no quería ser el prototipo homosexual,
¿cachai?, yo quería ser homosexual, pero no así, y yo decía en qué minuto va
haber ese quiebre decía yo y voy a llegar a eso, como que siempre lo estuve
esperando, ¿cachai?, así que yo dije, yo creo que en la adolescencia me vendrá
el amaneramiento ponte tú, chuta y como en mi casa eran puros hombres no tenía
una imagen…”.
5. Percepción de los familiares en relación a su identidad de género
Se manifiesta
mantener oculta esta actividad a sus familiares por temor a ser rechazados o
cuestionados por ellos, sólo refiere que la familia tiene conocimiento de esto.
“Sí po, más encima
yo era el hijo favorito, porque yo era de los que hacía las cosas en la casa,
ponía la tetera, ponía la mesa y que todo combinara, la flor del plato con la
de la taza y mi hermana no po, pescaba el pan y vamos echando para adentro mierda
y yo no, de hecho a mí me comparan con… ¿tú ves sex and the city? (personaje
femenino)”.
Factores asociados
al transformismo
Encontramos que la
actividad del transformismo comienza a diferentes edades, dependiendo de cada
persona; existen hechos relevantes que marcan su inicio, así como factores
externos e internos que de manera directa o indirecta son determinantes en la
inclinación de la actividad.
1. Edad de inicio
Si bien no
encontramos que existe una edad fija para el inicio del transformismo, coincide
en las personas entrevistadas el comienzo de la actividad con la etapa de
finalización de la adolescencia y principios de la adultez.
“Porque yo siempre
quise salir de 4º medio y decir ya “cha”, ya terminé el liceo, ya le di el
gusto a mi mamá, ponte tú, que mi mamá lo único que quería era que yo saliera
del liceo y yo salí del liceo y ponte tú pa’ mí empezó otra huea’… ahí yo,
ponte tú, yo me empecé a vestir diferente, ahí me empecé a vestir más femenina”.
Asimismo, el inicio
del transformismo coincide con asumir probablemente su orientación sexual como
homosexual, reflejándose en el hecho de dar a conocer socialmente su condición sexual
al mostrarse como transformistas en el espectáculo.
2. Entorno social
El estar inmerso en
el ambiente bohemio del mundo gay, así como relacionarse con amistades
involucradas en actividades nocturnas (dueños de locales nocturnos, travestis,
barman, transformistas, bailarines de clubes, etc.) influye de manera
significativa en la decisión de ser transformista, así como el conocimiento previo
que manejan de la actividad.
“A través de unos
amigos en Antofagasta, yo los acompañaba en unos show que ellos hacían,
entonces yo los acompañaba, les llevaba los bolsos, como una especie de
mánager… y un día faltaba una loca para hacer show y me dijeron a mí, haber probemos
a este hueón, y empezó el armado, con el libro en la cabeza, y moverme y
facciones en la cara y todo el cuento, así nació mi personaje, en ese sentido,
así nací yo, mirando”.
3. Eventos de vida
Un número importante
refiere a la ocurrencia de eventos vitales como significativos para el inicio en
la actividad del transformismo, entre éstos se destacan la independencia
económica, traslado de ciudad para comenzar estudios superiores, independencia
de los padres y el traslado de una zona rural a una urbana que deslumbra y
causa un impacto en los individuos por las nuevas experiencias y la vida
nocturna.
“Sí, yo pienso que puede ser el hecho que yo
estaba solo, y no estaba la persona que soy acá siempre, y además, estaba en otra
ciudad, entonces la gente no me conocía; a qué me refiero con esto, es que no
habían familiares, no habían parientes, no estaba el vecino sapo de la esquina
que me iba a ver, no po’ nada, solamente gente que conocía en el momento,
entonces como no había nadie que me dijera nada, entonces yo, vamos haciéndole,
más todavía si había un amigo que lo hacía y vivía conmigo, entonces me
motivaba eso”.
4. Aptitudes artísticas
Es importante
destacar que gran parte considera como un factor facilitador al momento de
decidir ser transformista, el poseer aptitudes artísticas, e incluso, en
algunos casos, cuentan con el conocimiento técnico de éstas (danza, teatro, ballet,
etc.).
“Claro, yo iba a la
discoteque pero como espectador, como público y me gustaba ir para allá, porque
yo era bailarín clásico, si esa es mi verdadera carrera, instructor en danza,
estudié en el teatro municipal 4 años y estudié aquí con la Cecilia Huespe en
la Universidad de Tarapacá… ya como sabía bailar y toda la cuestión, y de por
sí cuando tú bailas andas de media punta, por lo menos el hombre, ya como que
andaban, que demás que podías usar tacos”.
Motivaciones
asociadas al ser transformista
Dice relación con
elementos, hechos, vivencias e intereses particulares, que hace que el
individuo opte por el transformismo y se mantenga en éste, satisfaciendo
ciertas necesidades a través de cada actuación.
1. Búsqueda del reconocimiento de los otros
El reconocimiento y
la valoración de los otros, traducido por los aplausos al final de cada
presentación, es una retroalimentación positiva y principal motor que impulsa a
los transformistas a continuar en la actividad, dado que esto reafirma su gusto
por el “escenario”.
“… me preocupo el
100% de ser un buen transformista y hacer un buen show para la gente, porque
más que nada, yo lo que hago es para la gente, porque al fin y al cabo es la
gente la que aplaude. Si yo me subo a un escenario y si no me aplauden, aunque
yo baile bien, y si la gente no me apoya, es muy importante eso, la gente,
porque yo igual puedo ser transformista, bailar bien, pero de qué te va a
servir si la gente no te aplaude”.
2. Reconocimiento: público homosexual v/s público heterosexual
Si bien el
reconocimiento del público heterosexual es importante, el ser aceptado por el público homosexual tiene mayor valor, ya
que éste es más crítico y exigente, lo que influye en el perfeccionamiento de
sus presentaciones. Los aplausos, al final de cada presentación, constituyen
una retroalimentación positiva y una fuente de valoración, motor que impulsa a
los transformistas a continuar en la actividad.
“… muchas veces a
nosotros nos ha tocado hacer show en lugares hetero y es lo más fabuloso,
porque podemos hacer la cuestión más simple y nos va súper bien y en el mundo
gay no, tienes que hacer todas las semanas algo espectacular, porque si te
bajas en el nivel no te aplauden, así como casa de grillo, una, porque ya están
tan acostumbrados a ver cosas, entonces son más exigentes y, otra, porque son
pesados, entonces no te aguantan cualquier cosa…”.
3. Transformismo como medio para luchar contra la discriminación
Encontramos también
que los transformistas ven la actividad como una forma de enfrentar la
discriminación y el rechazo o como posibilidad de reafirmar y validar la
homosexualidad, abriendo un espacio en un mundo que sienten hostil y al cual pertenecen.
“Es demostrar… que
pucha, el pintarse, el colocarse las medias, el dibujarse los labios, formarte
los ojos, el cambiar tu aspecto de hombre… a mujer, es como dibujarte en un
lienzo y tú le demuestras a la gente de lo que eres capaz, tú te sentí bien, y además,
después, cuando tú sentí los aplausos, que la gente después conversa contigo,
yo me siento bien como ser humano, el demostrarle a la gente que tú, pucha, ser
homosexual no es lo más terrible, porque ellos, de repente no se dan cuenta que
hay mucha gente hetero de 18 o de 24 años que discriminan tanto y ellos no
saben lo que van a tener el día de mañana cuando se casen…”.
La búsqueda del
reconocimiento también aparece como una motivación importante al mostrar el
transformismo en obras de beneficencia. Esto les permite recibir un beneficio
secundario dado que, al mismo tiempo que ayudan a otras personas, obtienen
reconocimiento y valoración por estar realizando una buena acción.
“… pero gracias al
VIH Sida y el día del condón, los heterosexuales han cambiado un poco acá,
porque cada vez que nosotros hacemos show en esos días, siempre vas a contar
con los transformistas, siempre, sea bingo, sea beneficio, sea como lo más
importante, es a la persona con VIH, y sabí’ que nosotros hacemos show acá en
la plaza Sotomayor, y la gente como que dicen van a venir los transformistas… y
llegan los transformistas y como estrella llegan las patudas, en minibús, con
su carpita ahí, nos tratan como reyes y salen y la gente como que se
revoluciona y les nombras a la gente la palabra transformista y hay algunas
personas que dicen, ¡ah, son maricones!, hay algunas personas, pero los demás
lo ven como arte, qué lindo dicen, mira qué lindo el traje, qué lindo el
cuerpo, mira los medios zapatos y cuando nosotros vemos a la gente contenta,
porque al final nosotros hacemos cosas para que a ellos les guste…”.
4. Expresión del lado femenino
Expresar el lado
femenino es una de las motivaciones centrales que los lleva a mantenerse en la
actividad del transformismo, pues “sentirse mujer arriba de un escenario” los
hace sentir más seguros y confiados, expresando lo que no logra expresar no transformados.
“Yo cacho que no
quería matar la parte femenina que yo había dejado, o sea, me corté el pelo, me
cambié la ropa todo el cuento, pero hay una parte femenina que yo tenía en mí que tenía que seguir ahí, tenía que
seguir viva en mí. Sí, a mí siempre me ha gustado, yo decía no puedo matar esto
si ya había empezado y, me acuerdo el primer show que hice, me aplaudieron,
pero cualquier cantidad, me acuerdo que yo estaba feliz y no me habían pagado
lo que es un peso y yo estaba feliz”.
5. Percepción de logros alcanzados
Los transformistas
enfatizan los frutos obtenidos por su actividad, destacando que han conseguido
beneficios que como hombres no habrían podido conseguir.
“… hemos tenido
nuestros logros, como el Teatro Municipal, nunca había… como te digo, con la B
hago más cosas que con el D, como la B se ha ido de viaje, hace show, le he
sacado harto provecho, he ganado plata, he ganado diez lucas, en dos horas,
tres horas y acá gano ciento veinte en el mes, igual nos falta harto, nuestra
meta es salir pa´ fuera, pa´ España, internacionalizar el show”.
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Respecto a explorar y conocer la identidad de género en sujetos que
desarrollan el transformismo, dicha identidad aparece como la coexistencia de
dos polos en cuyos extremos aparece lo que es ser masculino o ser femenino, expresándolos
según el contexto en que se desenvuelven los sujetos. Así encontramos que en su
vida cotidiana, especialmente laboral, surge una masculinización de sus
características, pasando en otros momentos a una identidad hiperfeminizada, que
florece desde el momento en que comienza la transformación hasta que termina la
presentación artística.
La construcción de la imagen que quieren proyectar refiere a una lógica
binaria del género, que opone lo masculino y lo femenino como dos polaridades
en tensión. En la medida que se acercan a una imagen de mujer ideal, van
desapareciendo todas las referencias masculinas, siendo este cambio no sólo
externo, sino vivido, también, como un cambio profundo en sus rasgos de
personalidad, llegando incluso a ser antagónica con la identidad masculina.
Estos hallazgos serían congruentes con el concepto denominado por Bullough
(1999), como grupo no conformista o género cruzado, ya que los transformistas
no creen encajar limpiamente ni dentro de la categoría masculina ni de la femenina
y su función de género tampoco es concordante con las expectativas sociales en
relación al género, especialmente en relación a su orientación sexual y claramente
en su expresión simbólica.
Además podríamos relacionar estos resultados con lo planteado por
Barberá (1998) sobre el concepto de Androginia, entendido como el
desarrollo simultáneo de rasgos masculinos y femeninos por parte de una misma
persona, con lo que dejaría de existir una unidimensionalidad en el género,
de modo que la masculinidad y la feminidad son dimensiones no sólo diferentes,
sino también complementarias entre sí, de las cuales un mismo individuo
participa en mayor o menor medida, dependiendo de lo social (externo) y también
lo individual (subjetivo).
Frente a esta conceptualización creemos que, si bien los
comentarios mostrados podrían calzar dentro del concepto de androginia, dada
la coexistencia de las polaridades de género en un mismo sujeto, no obstante,
no coincide en el hecho de que estas dimensiones sean complementarias, ya que
la mayoría confirman que estos polos son opuestos y en constante tensión,
provocándoles conflicto.
A la vez, estos polos les otorgan beneficios, lo cual explicaría el
mantenimiento de la polarización de rasgos de identidad dual. El aspecto social
es fundamental en la mantención de esta identidad dual en los transformistas,
pues optar por una identidad femenina, como los travestis, los encasillaría en
el estereotipo homosexual de “Locas” del cual buscan diferenciarse y, por otra parte,
el transformismo les posibilita la aceptación y admiración de los
heterosexuales que históricamente los han rechazado. Así, la función de género
también es dual y no concordante con las expectativas sociales en relación al
género expresada a través de la orientación sexual y la expresión simbólica de
las vestimentas y adornos.
Respecto a la diferencia o semejanza entre los transformistas y
otros grupos de la cultura homosexual, en particular los travestis, sabemos que
no podemos pensar la homosexualidad como algo homogéneo y unitario, pues
existen muchas formas de serlo, vivirlo y expresarlo, de acuerdo con
condiciones de clase, identidades, entre otros aspectos (Serrano, 1997). La
respuesta contiene varios matices, desde una mirada externa podemos decir que
transformismo y travestismo no se diferencian, pues ambos cambian el género a
través de su ropa y apariencia; sin embargo, para los transformistas sí las
hay, ellos realizan su actividad en una ocasión y evento artístico preparándose
cuidadosamente, para en forma posterior recobrar su apariencia masculina. En
cambio, el travesti vive así cotidianamente, asumiendo su cambio como una
opción vital.
Según Calero (2002), la identidad del género se forma y canaliza
mediante la experiencia y la acción en función del uso social que la persona
hace de los significados culturales, por lo que este autor hace una distinción
entre travestismo y transgenericidad, definiéndolas de la siguiente manera:
“Travestismo es el uso de ropa del otro género. Puede producir
un sentimiento de distensión o bien una sensación erótica. La persona
travestista puede sentirse identificada con su sexo y sólo jugando a sentir el
efecto del travestismo, o puede sentir que tiene una identidad dual, oscilante,
con igual intensidad en sus polos o siendo uno principal y el otro secundario.
El travestismo puede ser esporádico… cíclico o situacional… o llegar poco a
poco a ser permanente”.
“La transgenericidad es el cambio de género, es decir de la situación
social relacionada con el sexo. Supone un cambio de ropa y de nombre, cuando no
se requiere un cambio de genitales. Las personas transgenéricas pueden desear o
no un tratamiento hormonal o una operación de aumento o de eliminación del
carácter secundario más perceptible que es el pecho. No suelen desear una operación
de cambio de genitales, y si llegaran a ella, se sentirían posiblemente
mutiladas, pero en otras estos sentimientos son más indecisos, con lo que
llegan hasta la transexualidad”.
Por otra parte, se les percibe negativamente por su asociación con
delincuencia, drogas y comercio sexual, siendo el discriminado dentro de los discriminados;
por el contrario, los transformistas buscan proyectar una imagen glamorosa de
mujer, que sea reconocida y admirada por otros, tal como lo plantea Serrano
(1997). Así, el transformista pretende legitimar y revalorizar la
homosexualidad, que históricamente ha sido percibida de manera peyorativa.
Debemos destacar que el transformismo aparece como una opción adaptativa
para la expresión del lado femenino sin las consecuencias adversas que podría
traer el uso de ropas y de modales femeninos, tanto en la comunidad hetero como
en la homosexual. No obstante, en el grupo focal se señala que en algunos casos
el transformismo es utilizado como una transición hacia el travestismo por
algunos participantes, siendo esto coincidente con lo planteado por Calero
(2002).
El transformismo significa para ellos una actividad que les permite
expresar su lado femenino “dada su identidad dual”, de una manera artística y
validada socialmente, posibilitando la expresión de emociones que no se
permiten expresar en su lado masculino. También conciben esta actividad como un
homenaje a la mujer, especialmente a aquellas significativas en sus vidas, obteniendo
a través de esta actividad una forma de subsistencia alternativa.
No podemos considerar la variable orientación sexual de los
sujetos, pudiendo ser estos hetero u homosexuales; sin embargo, la mayor
población está constituida sólo por sujetos que se definen como homosexuales,
aunque refieren la existencia de transformistas heterosexuales.
Bibliografía
Álvarez Rosales,
Nancy; Pérez Pérez, Carmen (2009); Identidad de Género en Transformistas. Un
Estudio Cualitativo – Exploratorio; Universidad de Tarapacá; Chile.
