Los
orígenes de la palabra erotismo proviene del dios Eros que en la mitología
griega era el dios del amor, de la atracción sexual y del “sexo”; este se puede
definir como la capacidad que tiene el individuo para el goce sexual, también
puede ser una actitud ante la vida que implica abrir los sentidos para
experimentar sensaciones que provoquen goce, bienestar, placer y búsqueda de
experiencias, que se pueden compartir con una pareja o bien, consigo mismo/a.
El erotismo está constantemente cambiando, dependiendo de factores sociales,
culturales y personales, donde, hoy en día, la mercadotecnia tiene una
influencia importante.
El
erotismo puede manifestarse de varias formas: conductas autoeróticas,
heterosexuales, homosexuales, fantasías, estímulos, búsqueda de nuevas formas
de disfrute y satisfacción sexual. El erotismo entonces, además de ser una
construcción personal debido a la biología, las vivencias propias, el género
al que pertenezca, la imagen corporal y la identidad, es una construcción
social que va cambiando de acuerdo a la “moda” o costumbres sociales y los
guiones impuestos por la sociedad según el género al que se pertenezca.
La
identidad (elemento de la construcción del erotismo), incluye el conjunto de roles que una
persona realiza y que la hacen sentir única y definirse como un individuo, que
tiene un nombre propio, una identidad genérica, una imagen corporal y la
sensación de ser él o ella misma. Cuando se percibe el propio cuerpo y el de
los demás de manera diferente a la que se tuvo en la niñez, es porque se está
despertando al erotismo y esto abarca varios aspectos: los genitales, los
pensamientos, acercamientos, tocamientos, juegos, etc.
El
“despertar” erótico comienza en la pubertad cuando
los cambios en el cuerpo de los niños y niñas, generados por el aumento
hormonal de estrógenos y testosterona hacen que el cuerpo cambie de forma, lo
que implica “una reconsideración e integración de la nueva imagen del cuerpo, de
los nuevos sentimientos, deseos y conductas sexuales, de los roles de género a
desempeñar de la propia masculinidad y feminidad en un sí mismo que ofrezca un
sentido de coherencia y unidad en el proceso de búsqueda de la identidad”.
Aun
cuando la construcción del género comienza desde el nacimiento, hay quienes
afirman que desde antes, debido a las expectativas que los padres y madres de
familia, tienen con respecto al Ser que está en formación, es en la adolescencia
cuando las identidades y las relaciones de género transforman profundamente
los significados para la persona y el entorno, debido a los cambios físicos que
ahora el cuerpo experimenta.
La
imagen corporal (dimensión psíquica), “es un sentido emocional del sujeto frente a sí mismo
y ahí está depositado sus sentimientos de orgullo o disgusto consigo, ya sea
con la totalidad del cuerpo o con partes del mismo, y a partir de esta imagen
se establecen relaciones con otros de contenido erótico en términos de deseos y
fantasías del goce sexual”.
Al
goce sexual se le conoce como erotofilia, y se refiere a una valoración positiva a
los estímulos eróticos que hacen que la persona busque los estímulos sexuales.
Y cuando ocurre lo contrario, se encuentra involucrada la culpabilidad sexual
por no cumplir con los estándares sociales establecidos de lo que debe ser una
conducta sexual apropiada se llama erotofobia.
Otro
elemento que se presenta durante el despertar erótico es el reconocimiento de
la excitación, “el cuerpo tiene su propio lenguaje y por ello el cuerpo sexual
es la parte de la identidad del sujeto que lo identifica como un ente sexuado y
capaz de tener respuestas sexuales complementarias con un otro distinto,
alguien con quien se puede tener una experiencia de goce sexual”. Dicha
excitación, responde en tres niveles diferentes, el primero es generalizado, en
donde se reconocen sensaciones en todo el cuerpo indicando que se está
excitada/o, el segundo es a nivel genital donde comienza el pene a tener
erecciones en los varones y en las chicas a humedecer sus genitales, y el
tercero a nivel cerebral cuando se percibe una necesidad sexual y en
consecuencia se busca hacer “algo” para lograr la satisfacción erótica,
haciendo caso a un llamado interno de respuesta: buscar las caricias de una
pareja, masturbarse, etc.
El
despertar erótico puede marcar en forma importante a la persona de acuerdo a
la reacción del entorno, como puede ser la familia, o la pareja, y vivirlo como
una experiencia positiva o negativa, cargando con culpas, miedos o angustias
que pueden repercutir para siempre en la persona.
En
este despertar erótico comienzan a presentarse las características del erotismo
masculino como ser más visuales que las mujeres, lo que los lleva a la búsqueda
y uso de la pornografía que es diseñada especialmente para ellos en donde se da
un erotismo más genitalizado y cumple con la realización de fantasías
compartidas por género, “en la pornografía masculina se imagina a las mujeres
como seres poseídos por el sexo, empujadas por un impulso irresistible a
arrojarse sobre el pene masculino, la pornografía imagina a las mujeres dotadas
de los mismos impulsos que los hombres”. Otra característica masculina se da
con los cambios en cuanto al crecimiento y tamaño corporal tiene que ver con la
necesidad de ser reconocido como grande y poderoso, está el hecho que los
adolescentes tratan de proyectar una imagen mayor, “el adolescente se sienta
con las piernas abiertas, ocupando dos a tres veces más espacio que una mujer”,
siendo estos rasgos del lenguaje corporal los que van conformando las
característica masculinas del comportamiento sexual.
Es
a través de esta escucha que la mujer despierta eróticamente, y son las palabras
y el romanticismo lo que detona en su cerebro el imaginar situaciones que la
llevan a vivir su erotismo, “el amor romántico se describe como un estado de
continua felicidad, sin conflictos”, es por ello que a las mujeres les interesa
ese amor romántico porque significa la continuidad y la felicidad eterna.
Por
los refuerzos sociales los erotismos masculino y femenino van tomando caminos
distintos. Por otro lado la educación de las mujeres ha sido enfocada a dar y
no pedir, a priorizar los deseos del varón, lo que la coloca como un objeto que
satisface al “otro”. Y la educación de los hombres por el contrario, ha sido
encaminada a merecer, y son supuestamente los que tienen la capacidad de “dar
el placer a la otra”. Estas situaciones hacen que tanto hombres como mujeres
acaben perdiéndose de muchas cosas placenteras de la vida.
Una
de las características principales del erotismo femenino es la gran sensibilidad
corporal y cierta “anestesia genital”, en donde está presente un factor
biológico importante que es la disposición anatómica de los genitales son más
difíciles de ver y algunos otros son internos que impiden cualquier posibilidad
de conocerlos, esto, junto con una educación restrictiva a no tocarse ni verse
conlleva a que los genitales se vayan “anestesiando” pues son órganos
desconocidos, y ajenos al propio cuerpo de la mujer. “En la mujer su erotismo tiende a ser más
global, todo su cuerpo reacciona como un órgano sexual y tiene más necesidad de
estimulación táctil corporal y más estímulos propioceptivos, aunados a
fantasías diurnas de relaciones de protección y de cercanía”.
Los
hombres en cambio, tienen una “anestesia generalizada” pero gran sensibilidad
genital, en cuanto a la biología, los genitales masculinos están al alcance de
la vista y manos, y hay una constante referencia a ellos a través de la broma,
el chiste, albur, etc., lo que hace que tengan una presencia especial en su
imagen corporal que base en él su autoestima y el poder. “El erotismo masculino
en contraste con las femeninas contiene imágenes de aumento de la sensación de
poder, control y admiración por parte de la pareja”.
Las
diferencias anatómicas en cuanto a la disposición y facilidad de acceso aunado
a los aprendizajes sociales, la construcción personal del erotismo y las
diferencias de género hacen que el erotismo tome caminos distintos entre hombres
y mujeres llevando a las parejas a no entenderse en el lenguaje y disfrute del
erotismo, generando inconformidad, incomodidad y preocupaciones, que impiden a
cada individuo llevar una vida sexual sana.
Lo
que pudiera hacerse para lograr un adecuado entendimiento erótico – sexual entre hombres y mujeres, es que los
hombres busquen generalizar sus sensaciones corporales y sus emociones para
poder sentir en el resto del cuerpo y no únicamente a través de la genitalidad;
y para las mujeres lo ideal sería retomar la sensibilidad genital, sobre todo
la vaginal, esto se puede lograr a través de la autoestimulación buscando el
placer y la satisfacción y así incorporar en el mapa mental los genitales para
recuperar la sensibilidad y disfrute de ellos, y ambos tratar de conocer y
entender a la otra parte y así lograr un equilibrio y mayor disfrute en las
relaciones sexuales.
Es
preciso promover en niñas y niños el conocimiento de sus cuerpos, emociones y
sensaciones de manera responsable, para ir logrando jóvenes y posteriormente
adultos eróticamente sanos que disfruten plenamente y en forma responsable de
una salud sexual dentro de la equidad de género.
Para
finalizar, consideremos que el proceso de construcción del erotismo en el hombre y la
mujer inicia con el conocimiento de uno mismo, con la finalidad de gozar un autoerotismo;
para quienes comparten en pareja, es esencial conocer el erotismo de la otra
persona para así disfrutar y gozar plenamente el erotismo en pareja.
Bibliografía
De Mendoza Zabalgoitia, Ma. Teresa H.; Sandoval, Jesús
R. (2011); La Construcción del Erotismo Masculino y Femenino; Revista
Iberoamericana.
Martínez Sanz, Rosa (2010); Las Fantasías Sexuales: La
Erótica Prohibida y Deseada; Escuela de Psicoterapia de Valencia.
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