Saturday, January 3, 2015

Sexualidad y Pareja en la Vida Adulta

Siguiendo con el desarrollo de la Psicosexualidad en el ser humano, primeramente nos queda decir que las etapas anteriores (Infancia, de 6 a 12 años y adolescencia), son etapas en las que debe tenerse especial cuidado de otorgar la información que a la persona le sea de interés y necesaria, tanto para comprender lo que le sucede, como para que ellos mismos puedan iniciar el cuidado de su cuerpo y la prevención de abuso sexual o violación, situación que abarcamos solamente en la adolescencia, pero que no podemos descartar su aparición en etapas previas. Dejando esto en claro, la finalidad de las etapas anteriores, es la formación de una identidad, que le permitirá al sujeto relacionarse con su entorno y consigo mismo, idea que muchos teóricos han logrado compartir, aun cuando sus teorías no se parezcan o no tengan mucho en común.

Ahora bien, al pasar la adolescencia, el sujeto ahora se adentrara en el mundo adulto como tal, del cual ha tenido tiempo para irse  integrando, pero en este caso, lo esencial de la etapa ya no se considera como tal el cuerpo y sus cambios, claro que seguirán existiendo dudas con respecto al funcionamiento corporal, además de que aún pueden seguir presentándose conductas típicas de las etapas anteriores, como la autoexploración y la masturbación, pero ahora el especial énfasis, será en lo que respecta a la pareja.

La relación de pareja para la mayoría de las personas, podría ser la experiencia más gratificante en la que se verán envueltos, por esta misma razón ha sido uno de los temas que más investigaciones, postulados teóricos y literatura tiene a lo largo de la historia de la humanidad. “Ya en grabados sumerios con una antigüedad de 4.000 años antes de cristo se pueden observar imágenes y frases románticas dirigidas a una pareja (Páez, 2006)” (Maurerira Cid, Fernando; 2011). En lo que respecta a la psicología, los estudios básicos han tratado de determinar cómo se establecen las relaciones, además de que tipo de conductas relacionadas con el amor, sin dejar de lado las características neurobiológicas; pues, aun cuando pueda encontrarse en las diferentes culturas, las formas en las que se presentan estas relaciones son muy diversas.

Otra situación interesante es que a pesar de que estas conductas son universales, su completo análisis no se dio sino hasta hace poco tiempo. “En este aspecto es posible resaltar los trabajos de Rubin (1970) quien es el primero en descomponer el amor en dos factores: amar y gustar. Lee (1977) habla de tres componentes primarios del amor: Eros, Storge y Ludos, que en su mezcla van generando diversos tipos de amor” (Maurerira Cid, Fernando; 2011). Por su parte, Sternberg (2000), autor al que le daremos más importancia en este momento, establece tres bases fundamentales para que el amor pueda producirse: intimidad, pasión y compromiso. De esta manera podemos decir que los diferentes tipos y etapas del amor pueden ser explicados mediante las combinaciones de estos tres elementos, donde podemos encontrar:

1. Cariño (únicamente intimidad); Este tipo de relación es la que podemos catalogar como de auténtica amistad, donde se suele experimentar una proximidad emocional hacia la otra persona, dejando de lado los otros elementos, pues se considera que al estar presente el compromiso o la pasión, la amistad deja de ser eso, es decir, que la relación tiene otro significado para las personas involucradas.

2. Encaprichamiento (únicamente pasión); Según Sternberg (2000): “(…) es el resultado de experimentar los tres componentes del amor: excitación pasional acompañada de intimida y (…) compromiso”. Generalmente este tipo de amor suele ser más notorio para los demás, que para el sujeto que lo experimenta, pues suele tener cierto grado de obsesión hacia la otra persona, aunque este sentimiento puede disiparse tan rápido como aparece, lo que no genera un problema como tal, a menos que el individuo crea que ese amor pasajero es algo más que eso. “(…) los encaprichamientos conllevan un alto grado de excitación psicofisiológica y síntomas organicos, tales como el aumento del ritmo cardiaco (…), una mayor secreción hormonal y la erección genital (…)” (J. Sternberg, Robert; 2000).

3. Amor Vacío (únicamente compromiso); este tipo de relaciones pueden ser encontradas en las parejas que llevan años de convivencia, donde ambos se ha comprometido a amarse (o estar juntos) a pesar de que la intimidad y la pasión hayan dejado de estar presentes. Sternberg (2000) menciono que: “Aunque en nuestra sociedad el amor vacío casi siempre constituye la etapa final de una relaciona a largo plazo, en otras puede constituir la primera. Así, en aquellas culturas en las que predominan los matrimonios concertados, los cónyuges inician su relación asumiendo el compromiso de amarse el uno al otro o, por lo menos, de intentarlo (…)”.

4. Amor Romántico (intimidad y pasión); “se trata de un agrado [cariño], pero con un elemento añadido: la excitación generada por la atracción física” (J. Sternberg, Robert; 2000). Con lo anterior podemos decir que las relaciones basadas en este tipo de amor, no solo se sienten atraídas físicamente, sino que también han logrado formar un lazo emocional, es lo que podríamos comparar al amor de Romeo y Julieta.

5. Amor Sociable [de Compañía] (intimidad y compromiso); este tipo de amor, al igual que el de Vacío, suele presentarse en parejas que ya tienen cierto tiempo en matrimonio, donde la atracción física ya no está presente, sin embargo, logran mantenerse juntos pues se trata de una amistad comprometida.

6. Amor Necio [o Fauto] (pasión y compromiso); este tipo de relaciones suelen ser muy repentinas, y al igual que en el Encaprichamiento, terminan tan rápido como empezaron, aunque su diferencia es que los sujetos logran llegar al matrimonio. “Es un amor necio en el sentido de que ambos se comprometen mutuamente sobre la base de una pasión sin el elemento estabilizador que supone la implicación intima” (J. Sternberg, Robert; 2000).

7. Amor Consumado (intimidad, pasión y compromiso); Según Sternberg (2000): “E s un amor que muchos de nosotros desearíamos experimentar, sobre todo en las relaciones románticas (…). [Y aunque podamos lograrlo] no garantiza que este haya de perdurar en el tiempo (…) [ya que] requiere un cuidado y una protección constantes”. A esto le podemos agregar que otras investigaciones han intentado hacer la diferencia entre el Encaprichamiento y el Amor Romántico, que si la pareja así lo decide, pueden comprometerse y llevar su relación a un Amor Consumado, situación por la que este último, se considera que es bastante tardado en aparecer; esto nos hace poder entender hasta qué punto se está enamorado, aunque por lo subjetivo de los elementos que se deben analizar, se puede caer en un sesgo; aun así, parece interesante conocerlos. “Entre los principales [elementos] se incluyen el sentimiento de haber encontrado a la persona completamente perfecta, el de experimentar (…) la sensación de volver a nacer; el sentimiento de que las posesiones materiales dejan de tener importancia; el de querer compartirlo todo con el amado; y el de desear fundirse espiritualmente con la pareja” (J. Sternberg, Robert; 2000).

Cabe destacar que estos elementos presentados por Sternberg tienen un ideal, en el que se relacionan y, para el autor, generan un triángulo que puede variar en la realidad, pues dado que estos elementos referencia a una persona, al estar en pareja, se forman diferentes tipos de triángulos que nos permiten comprender las variantes que se crean en las parejas en realidad. Esto nos lleva a cuestionarnos sobre si ¿Es lo mismo el amar y estar en una relación de pareja?...

A esta pregunta podemos darle la respuesta de que las relaciones de pareja se basan en una dinámica especifica de las relaciones humanas, que será “regulada” según la cultura donde se desarrolle, por lo que, para comprender como se genera, debemos conocer los diferentes elementos sociales que influyen en los sujetos. Por otra parte, el amor ha sido relacionado con la reproducción y la crianza, que se vuelve solo una parte que puede o no realizar la pareja. “La relación de pareja es un proceso que abarca toda la naturaleza humana y en donde el amor es un elemento de la relación, pero no el único que lo conforma” (Maurerira Cid, Fernando; 2011). Es esta la importancia de poder estudiar y analizar el origen de cada uno, pues el amor se ha inclinado a un enfoque biologicista, es decir, que se considera un proceso mediado por las diferentes estructuras cerebrales, mientras que las relaciones de pareja, se han enfocado más a una perspectiva sociocultural.


Componentes de la Relación de Pareja
De los elementos que hasta el momento hemos desarrollado (intimidad, compromiso, pasión y amor); los tres primeros son de tipo social y por lo tanto se desarrollan a través del lenguaje, mientras que el amor, se considera de tipo biológico, que puede ser encontrado en todas las culturas y sociedades, aunque con variaciones individuales. Por esto, podemos establecer que dentro de la relación de pareja existe: un componente biológico y tres componentes sociales, mismos que a continuación trataremos de definir.

1. Componente Biológico del Amor; en la actualidad, podemos encontrar información referente al Amor Romántico, donde se explica que es fruto de ciertas estructuras cerebrales, además de neurotransmisores específicos que participan en el proceso. “Para Helen Fisher (1998, 2002) los mamíferos y las aves han desarrollado tres sistemas cerebrales de motivación-emoción que actúan en serie: El deseo o apetito sexual, con una finalidad de apareamiento con cualquier pareja apropiada [donde principalmente trabajarían los estrógenos y andrógenos]; una atracción o amor romántico, con una finalidad reproductiva con una pareja específica [donde se presenta el aumento de la dopamina y la norepinefrina, con un descenso de la serotonina;] y un apego duradero de pareja con un fin de crianza de la prole [donde actuarían la oxitocina y la vasopresiona]” (Maurerira Cid, Fernando; 2011).

A partir de la biología, podríamos decir que el amor es simplemente una necesidad fisiológica de tener una pareja para la cópula, la reproducción y la crianza, situaciones que generan placer en el organismo, por lo que no podemos considerarlo como humano, pues estas necesidades también son vistas en otras especies animales; por lo que podemos discernir entre dos tipos de amor: el materno y el romántico, que tiene a su disposición estructuras cerebrales que también pueden ser activadas por el sistema de recompensa (mismo que también puede ser activado en las adicciones). “El sistema dopaminérgico mesocorticolímbico incluye el área tegmental ventral, el núcleo accumbens, la corteza prefrontal, la amígdala y el hipotálamo. Otras estructuras relacionadas con el amor romántico son la ínsula medial, el hipocampo, el cíngulo anterior y parte del striatum (Zeki, 2007)” (Maurerira Cid, Fernando; 2011).


“La monogamia y la fidelidad está relacionada con dos receptores de neuropéptidos, el receptor de oxitocina (OTR) en la amígdala medial principalmente en las hembras y el receptor de vasopresina (Va1R) en el septum lateral principalmente en machos (Young, 1998)” (Maurerira Cid, Fernando; 2011). Esto nos permite apreciar claramente que el Amor Romántico es producido por circuitos neuronales, que predisponen la conducta tanto a la reproducción como al mantenimiento de las parejas, situación que posibilita la crianza. Pero este elemento debemos recordar que no es el único presente en las relaciones de pareja, debemos retomar de manera rápida los elementos que postula Sternberg para dar un entendimiento completo de esta situación.

2. Componentes sociales; como mencionamos antes, la intimidad, el compromiso y la pasión, son elementos que se producen a través del lenguaje. “Explicaremos esto diciendo que cuando dos o más individuos se relacionan en una convivencia diaria sus conductas comienzan a adquirir significado, esto quiere decir que son entendibles por el otro o los otros con quien se relaciona y posteriormente las acciones conductuales comienzan a ser coherentes en todo el grupo, es decir, toda acción conductual comienza a representar un significado específico para todos. (…)” (Maurerira Cid, Fernando; 2011). Claro está que estos elementos mencionados, tenderán a ser diferentes dependiendo del tipo de relación y cultura donde se presenten.
a. El compromiso; “Este componente de la relación romántica hace referencia al interés y responsabilidad que se siente por una pareja y por la decisión de mantener dichos intereses con el transcurso del tiempo pese a las posibles dificultades que puedan surgir, debido a que se cree en lo especial de la relación (Yela, 1997)” (Maurerira Cid, Fernando; 2011).

b. La intimidad; “Tiene que ver con el apoyo afectivo [y] (…) tiende a aumentar con tiempo de duración de la relación debido a la reciprocidad de autorevelaciones y del número de episodios, metas, amistades, emociones, lugares, etc. Compartidos (…) y una vez llegado al máximo tiende a estabilizarse (…)” (Maurerira Cid, Fernando; 2011).

c. El romance; “Se refiere a las conductas establecidas por cada sociedad como las adecuadas para generar la atracción y el posterior interés que se mantiene en el tiempo de una pareja en una relación. (…) Este elemento tiene un crecimiento acelerado durante los primeros años de relación debido a la activación fisiológica y/o de la atracción física sentida hacia el otro (…), la atracción personal (…), y nuestras propias expectativas románticas (…)” (Maurerira Cid, Fernando; 2011). Cabe señalar que con el paso del tiempo, estas actitudes irán perdiendo intensidad, debido a que las personas tienden a seguir un patrón de habituación – saciedad, en otras palabras, la relación deja de ser novedosa para el sujeto, lo que puede crear una especie de monotonía.


Para concluir, debemos decir que estos estudios nos permiten especificar y ubicar temporalmente el transcurso que pueden seguir las relaciones de pareja, mismas que, según Fernando Maurerira Cid (2011), “gracias a los estudios empíricos de la evolución de las relaciones de pareja de Yela se puede determinar tres fases en la pareja: a) una primera fase conocida como enamoramiento [que denomina T1, que va de 1 a 4 años] (…) donde sobresale el amor y el romance; b) una segunda etapa (…) denominada amor pasional [que va desde T1 a T2, que dura cerca de 6 años] donde vemos amor, romance, complicidad y aumento de compromiso; y c) una tercera etapa de amor compañero [de T2 en adelante, con una duración de 6 años aprox.] con moderado amor y romance y aumento de intimidad y compromiso”.

Claro está que estas etapas solo podrían ser apreciadas en las relaciones de pareja que han logrado durar años, donde debemos recordar que el compromiso, es el principal elemento que logra que se mantengan estables, y generalmente, hablamos de un tipo de Amor Consumado, pues difícilmente podríamos decir que otro tipo de amor logra tener tal duración, pues una vez que se ha logrado llevar una relación hasta la etapa de “amor compañero”, se presentan nuevas variantes, mismas que permitirán llevar la relación a un último nivel de convivencia, las cuales son: a) el amor amistoso, que se funda en un compromiso y complicidad, pero sin que exista romance o amor; b) una relación de convivencia, donde solo podemos apreciar compromiso, o c) ruptura de la relación.


Bibliografía
J. Sternberg, Robert (2000); La Experiencia del Amor. La Evolución de la Relación Amorosa a lo Largo del Tiempo; Paidós; España.
Maureira Cid, Fernando (2011); Los Cuatro Componentes de la Relación de Pareja; Revista Electronica de Psicología Iztacala; Universidad de Santiago de Chile.


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